Aarón Cabrera ha dedicado 25 años al transporte de pasajeros y de carga, gran parte de su vida la ha pasado en las carreteras. Tiene una esposa y tres hijos y ahora lo que más le preocupa es salir de casa y no regresar. Según él, las vías cada día están más inseguras.
En esa misma situación se encuentran 3.200 camioneros, vinculados a la Asociación Nacional de Transportadores (ATC), de 350.000 que hay en el país. Como una de las organizaciones más grande que los agrupa, ATC denuncia el aumento de robos y muertes en las vías del país por atracos, polizones y extorsiones.
El pasado martes, Cabrera, de 41 años, viajaba hacia el municipio de Tolú (Sucre) con una carga de maíz, solo habían transcurrido 30 kilómetros desde su salida de Medellín, y en el peaje Trapiche, del municipio de Barbosa, fue alertado por otro camionero que le avisó que cuatro personas estaban en su remolque. “Logramos bajar a los polizones en medio de la discusión, pero ya me habían roto la carpa cuando se montaron”, señaló el hombre.
Y es que historias como la de él hoy pasan hasta seis veces al día, de acuerdo con los registros de la ATC. Aunque no están consolidados los casos, Felipe Muñoz asegura que al mes pueden llegar a 180 los reportes.
“Hace unos 20 días a un compañero se le subieron cuatro polizones al remolque en Tarazá, al parecer hubo una pelea y tres agredieron a uno y lo mataron. Cuando el conductor fue a revisar la carga se encontró con el cuerpo”, narró Aarón. Tras presentarse a las autoridades, el conductor fue detenido preventivamente y el camión confiscado para la investigación. “Él no tenía nada que ver y como al tercer día quedó libre”, agregó.
Al respecto, el secretario de Gobierno de Antioquia, Santiago Londoño, señaló que es consciente de que existe el problema y, por eso, ha atendido el llamado de los transportadores para encontrar una solución. “Sí, sabemos que existe la problemática. Hay algunos puntos y no son incontrolables”, explicó.
En días pasados, Luis Orlando Ramírez, director Ejecutivo Nacional ATC; el comandante de la Región 6, Brigadier General José Ángel Mendoza, y el secretario Londoño concertaron planes de acción encaminados a aumentar el acompañamiento de las autoridades en las vías para contrarrestar la delincuencia común en corredores viales como la Troncal al Norte, cerca de Tarazá, una de las vías en las que más complicadas.
Problemática a bordo de carretera
La muerte también sorprendió a otro polizón encima de un camión en jurisdicción del municipio de Soacha, Cundinamarca. El hombre abordó el vehículo sin permiso y uno de los rollos de acero que transportaba el camión se movió y lo aplastó.
Esta historia es solo una de las cuatro muertes de polizones que sucedieron en el último fin de semana de mayo. Los otros dos casos se reportaron en Facatativá donde una persona se cayó de un camión en movimiento y murió; lo mismo ocurrió con dos hombres que se montaron en otro automotor y cerca del peaje de la Uribe, Valle del Cauca, murieron tras caer del tractocamión.
Estos polizones aprovechan daños o resaltos en la carretera para treparse a los camiones cuando reducen la velocidad, algunos simplemente quieren transportarse a un lugar, mientras que otros aprovechan la oportunidad para atracar. “Inclusive han muerto seis conductores en ejercicio, durante las acciones delictivas en el último año “, explicó Felipe Muñoz, coordinador de Afiliaciones de ATC y quien recibe los reportes de los transportadores.
“Se montan en la mitad del camión y del tráiler con un destornillador y en cuestiones de segundos le usan un destornillador para quitar los empaques al vidrio y se le meten al conductor a la cabina. Lo amedrentan y lo roban”, señaló el director Ejecutivo Nacional de la ATC, Luis Orlando Ramírez, quien agregó que, por lo general, son robos de menor cuantía avaluados entre 700 mil pesos y un millón, dinero que utilizan los camioneros para los gastos del viaje.
En el caso de Antioquia, las vías de La Pintada-Santa Bárbara (Suroeste), Medellín-Bogotá, después de El Santuario (Oriente); y Tarazá (Bajo Cauca), son las más críticas por la problemática de atracos, robos y polizones, de acuerdo con el Secretario de Gobierno. “Vamos a hacer un esfuerzo grande por poner cámaras en ciertas troncales y eso también nos ayudará a realizar este control”, agregó Santiago Londoño.
Este año se incrementaron los casos de inseguridad, teniendo como el pico más alto el mes de mayo, en el que murieron cinco conductores en el país, uno de ellos en la vía que de Medellín conduce a Bucaramanga, a la altura del corregimiento de San José del Nus, en San Roque. Varias razones, según los camioneros: falta presencia de La policía en las vías, no hay seguridad en las zonas de la carretera de baja velocidad obligatoria ni en los puestos de control, tampoco hay un sistema de vigilancia y monitoreo con cámaras. Y , para completar, si son víctimas de robos, los camioneros no tienen en las carreteras lugares aptos para denunciar.
Aumento de acciones delictivas
Los corredores viales más afectados por la delincuencia se encuentran en Antioquia, Cesar, Valle del Cauca y Córdoba. “Son situaciones que más que casuísticas son reiterativas en el mismo lugar y hora. Se presentan robos, atentados y acciones de grupos armados o delincuencia común en horas nocturnas, entre las 11:00 de la noche y las 5:00 de la mañana, y que coinciden con los reductores de velocidad”, dijo Ramírez.
De acuerdo con este funcionario, los hechos se presentan de manera continua y, en ocasiones, en los lugares más críticos. Los mismos delincuentes atacan a dos o tres camiones por día, pese a las advertencias que hace la Policía, que, a su vez, se defiende de las quejas de los transportadores y destaca que realizan periódicamente controles en los principales corredores viales.
“Nosotros tenemos un centro de monitoreo en el cual tenemos comunicación directa con los transportadores donde nos informan novedades. Tenemos toda la disposición y las herramientas dispuestas para minimizar este tipo de situaciones que puedan presentarse”, aclaró el comandante de la Policía de Carreteras de Antioquia, mayor Juan Andrés Gómez.
En este aspecto, Aarón señaló “hay lugares a los cuales que la Policía no va por problemas de orden público y a nosotros nos toca viajar con los camiones por esos lugares”. Y otra situación preocupante es en época de partidos, “porque muchos se desplazan entre ciudades con esta modalidad y ante los ojos de la Policía sin control”, agregó.
“Este problema con los polizones es un problema social en el cual la Policía Nacional busca primero minimizar cualquier hecho delictivo que se pueda presentar con estas personas, que sen su mayoría son jóvenes, que no pasan de los 18 años. Es un trabajo que se realiza con infancia y adolescencia, las comisarías de familia y las administraciones municipales que son los que nos brindan el apoyo necesario cuando hay que trasladarlos de un lado a otro”, respondió el mayor Gómez.
Hinchas también retan el peligro
A Camilo* le quedaron cortas las carreteras para seguir a su amado Nacional. Contaba con solo 16 años, en el 2004, cuando osaba treparse a los camiones sin permiso y aguantaba hasta 15 horas de viaje para ver el equipo de fútbol de sus amores.
La gran mayoría de estadios del país: Santa Marta, Cartagena, Bucaramanga, Cali, Pasto, Bogotá y otras ciudades, quedaron en su bitácora viajera. “La intención era ver a Nacional, disfrutar del partido y colonizar nuevas plazas”, señaló este hombre que hoy tiene 28 años y viajó como polizón hasta el 2007.
Junto a dos o tres amigos esperaba que el tractocamión se detuviera en algún resalto y con la habilidad propia de su juventud se lanzaba sobre la plataforma. De ahí en adelante comenzaba la travesía de uno o dos días hasta llegar a la ciudad en que jugaba su equipo. “Estábamos atentos en la ruta para saber dónde bajarnos y poder llegar a la ciudades”, contó.
En la hinchada verdolaga se considera uno de los precursores de esta modalidad de viaje. No tenía plata para pagar las excursiones y la única opción que le quedaba era salir a la carretera para buscar el transporte improvisado, sin importar los peligros que allí se corrieran: accidentes, enfrentamientos con otras hinchadas o falta de comida. “Mis padres sabían, en parte, lo que hacía, pero igual tenía las precauciones para regresar sano y salvo”, dijo.
“Sabíamos que al momento de ser piratas no nos iban a permitir montarnos a un vehículo, sabíamos que queríamos ir a ver a Nacional de la manera que fuera. Si era legal o no nos interesaba en ese momento”, aclaró Camilo.
Entiende que en la convergencia del fútbol se reúnen varios fenómenos sociales, entre ellos la falta de dinero, pero desde su experiencia no cree que la mayoría de personas que viajan tengan la intención de causar daño a los conductores de los vehículos en los que, con o sin permiso, se desplazan estos esporádicos pasajeros.