Movimiento por la productividad

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 El premio nobel de economía Paul Krugman afirmó hace algunos años que “productividad no lo es todo, pero a la larga es casi todo”. Entre más alta y dinámica la productividad de un país, mayor remuneración potencial de sus factores productivos y de bienestar para su población de manera sostenible. Sin embargo, el mejoramiento de la productividad como un propósito nacional no ha hecho parte, con contundencia, de la agenda del país en competitividad, pese a nuestras alarmantes brechas en ese campo. 

La productividad anual de un trabajador colombiano es cercana a los 27 mil dólares, mil menos que la de un peruano o brasileño, 12 mil menos que la de un argentino, 17 mil menos que la de un mexicano y 27 mil menos que la de un chileno. La situación es más preocupante si nos comparamos con un trabajador de Corea del Sur (70 mil dólares), país al cual superábamos hace seis décadas, o con un estadounidense (118 mil dólares). 

En los últimos 55 años, la tasa de crecimiento anual de la productividad por trabajador 
en el país ha sido un débil 1,3%, mientras que Chile o Brasil han crecido al 1,9% y 1,7%, respectivamente. Corea del Sur al 4,4%. 

La alternativa más efectiva para incrementar la productividad de países como el nuestro es la apropiación de buenas prácticas productivas y el cierre de brechas tecnológicas. Un estudio de la consultora Mckinsey en el 2015, mostró para países emergentes, que el 82% de sus aumentos de productividad es resultado de estrategias de apropiación, mientras el 18% restante fruto de la innovación. 

Es necesario saludar el reciente acuerdo del Ministerio de Industria y Comercio, la Andi y otros importantes gremios, para promover decididamente las exportaciones del país. El +E, que con entusiasmo vimos en las paletas que portaban los asistentes al lanzamiento de tal acuerdo. Todos esperamos una ruta asertiva y continua en ese propósito. Pero no serán suficientes el mejoramiento de las condiciones externas a las empresas y las oportunidades de mercado; es urgente una alianza de igual naturaleza para el mejoramiento de la productividad. Un +P, que cree capacidades permanentes para exportar y no envíos esporádicos de empresas que entran-salen de los mercados externos. 

Enhorabuena el Consejo Privado de Competitividad se ha planteado el tema y lo quiere incorporar con fuerza a su agenda estratégica. Desde las regiones hay experiencias positivas en ese sentido. Medellín puede aportar y al mismo tiempo necesita consolidar, el programa Enplanta, que en cuatro años le ha representado 58 mil millones de ahorros en costos de producción –mejorando la calidad del empleo– a 486 empresas. 

Si no entendemos y actuamos en consecuencia, la relevancia de la productividad, sobre todo para las mipymes, es muy difícil esperar que la dinámica empresarial mejore estructuralmente. Las compañías grandes, a través del desarrollo de proveedores, como el Gobierno, vía apoyo a la difusión tecnológica, tienen mucho por hacer.

Rafael Aubad López
Presidente de Proantioquia

Fuente: 
Portafolio

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Circular No.
031 – 2022

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