Los ríos secos que está dejando a su paso el fenómeno del Niño

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Una de las más graves consecuencias que se derivan del fenómeno del Niño es la sequía, que tiene a varios ríos del país con niveles que superan los mínimos históricos, hasta el punto de dejar agonizando a algunos por la falta de caudal.

Aunque en Colombia se advirtió acerca de este fenómeno desde principios del año, la dureza de esta variación climática apenas se comenzó a notar, debido a que pasó de una intensidad débil a una moderada con tendencia a ser fuerte, razón por la que el déficit de lluvias arreció, sobre todo, en regiones como la andina y caribe. (Lea: Por la sequía ya se raciona el agua en 130 municipios del país)

La situación es delicada, más conociendo que el Magdalena y el Cauca, cuencas que abastecen al 70 por ciento de Colombia, presentan en ciertos tramos los niveles más bajos de su historia y sus afluentes están en peores condiciones.

Incluso, ante la crisis del Magdalena, el Ideam emitió la alerta roja debido a los bajos niveles que presentó en los últimos días la cuenca. De hecho, en Barrancabermeja, el río apenas tiene 60 centímetros de profundidad, por lo que habría restricciones en navegación fluvial.

Las alarmas del Magdalena se extienden por Puerto Berrío (Antioquia), Puerto Wilches y Sitio Nuevo (Santander).

Según datos del Ministerio de Vivienda, los niveles más preocupantes, además del Cauca y el Magdalena, se registran en el San Jorge, en Antioquia, y el Amazonas. A estos se suman, como constató EL TIEMPO, los ríos de Santa Marta, Cali y Tolima.

De acuerdo con Ómar Franco, director del Ideam, la relación directa del fenómeno del Niño con los ríos corresponde a que, al haber una reducción en las precipitaciones (se calcula que el 61 por ciento de la lluvia llega a los ríos), el agua de las cuencas disminuye. (Lea: La mala hora del río Magdalena)

En el análisis de Franco, una de las situaciones que preocupan es la sobreexplotación de las cuencas y el poco valor que se les da a las dinámicas de las microcuencas –afluentes que desembocan en los ríos principales–, debido a que aguas arriba ya está concesionado el recurso.

“No hay un análisis juicioso de la gente que está usando el recurso. Puede ser que haya más demanda del líquido que la misma oferta que tiene el río. Por eso, en momentos como este, cuando el río se seca, se afecta todo el mundo. Adicionalmente, no se está teniendo en cuenta el caudal ecológico, que es aquel que se tiene que dejar para conservar la condición de la fauna que hay en los ríos”, comenta Franco. (Lea también: Unos 17 millones de colombianos, afectados por mal estado de los ríos)

En el Valle del Cauca, según el ministro de Vivienda, Luis Felipe Henao, son 16 los municipios afectados por la escasez de agua.

La situación es caótica, tanto así que Cali vive momentos delicados, teniendo en cuenta que los cuatro ríos que la surten de agua no pueden con la demanda de la ciudad.

Otra cuenca que afecta la situación es la del río Cauca, que disminuyó su caudal de manera violenta: a su paso por La Virginia (Risaralda), su profundidad es de 50 centímetros.

En esta zona del Cauca, los pescadores pasan el río caminando y los que usan sus canoas deben levantarlas por tramos para evitar que se les dañe el motor. Los únicos beneficiados son los tradicionales areneros, que logran sacar más cantidad del producto en los islotes de tierra que se forman en medio del río.

En el Caribe, la sequía tiene convertidos en tierra y polvo a los ríos que abastecen el acueducto de Santa Marta. Las cuencas de Piedras y Manzanares, que proveen a la planta de tratamiento de Mamatoco, cuya capacidad es de 800 litros por segundo, hoy solo aportan 120. Existe un déficit de 680 litros. (Además: 11 ríos de Colombia vistos desde el aire)

El desolador el panorama se repite en el Saldaña. El recurso de este afluente es vital para Ortega y Coyaima (Tolima), por lo que peligran la ganadería y la agricultura. El caudal disminuyó un 70 por ciento.

“Sin río no hay vida porque, empezando por la pesca, todas nuestras actividades giran alrededor de este afluente”, afirma Alfredo Capera, líder indígena de Ortega, donde no ha llovido desde hace 6 meses.

En Cundinamarca hay 47 municipios que padecen por la falta de agua. Esto se debe a que los niveles de la laguna de Fúquene cayeron. Y el río Suárez, que nace de ese cuerpo de agua, está a punto de llegar a su cota mínima; por eso, en Chiquinquirá (Boyacá) solo hay agua día de por medio.

En cuanto a Antioquia, Óscar Mejía, hidrólogo de la Gobernación, explica que todos los ríos del departamento han disminuido su caudal por el fenómeno del Niño, hasta el punto de que muchas de las quebradas se han secado.

Entre los ríos más comprometidos por la sequía están el Nechí, el Medellín, el Nare, el Mulatos y el Chigorodó. (Lea también:Colombia quiere sacar de la 'agonía' a diez ríos críticos)

Lago del Cisne

El lago del Cisne, al norte de Barranquilla, perdió casi que por completo su espejo de agua. La sequía afectó su fuente de llenado:el río Magdalena.

Caño Cristales

Este atractivo natural del Meta, llamativo por sus algas de colores,se cerrará este jueves, pues solo tiene el 30 por ciento de sus aguas.

Río Saldaña

A su paso por Ortega y Coyaima (Tolima), bajó su caudal en un 70 por ciento. Tiene una gran playa y en sus orillas las reses se mueren.

Río Pance

Convertido en un río de piedra, el Pance dejó de producir 500 litros de agua por segundo, para suministrar apenas 25 en la planta La Rivera.

Río Manzanares

Prácticamente seco, el Manzanares solo conserva el 10 por ciento de su caudal. Este río es vital para proveer de agua a Santa Marta.

Río Gaira

Otra importante fuente de agua para Santa Marta es el Gaira, que está dejando de aportar 280 litros por segundo a la planta El Roble.

La mala hora ‘atrapa’ a los pescadores del Magdalena

Tratando de sacar sus botas enterradas en un terreno húmedo y fangoso, el pescador Jhon Marín narra que el sector por donde camina era hace unos meses un abundante brazo del río Magdalena lleno de bocachico, bagre, blanquillo y barbudo.

Arrastrando su larga y pesada malla, en compañía de uno de sus dos hijos, el hombre, de 35 años, cuenta con nostalgia y preocupación que hace apenas un año él pescaba sobre su canoa en este sector situado en la vereda Casabe, en Yondó (Antioquia), en límites con Barrancabermeja.

“Ahora caminamos donde antes pescábamos. De acá llegué a sacar hasta 200 pescados por día y ahora tengo que adentrarme mucho más para sacar entre 5 y 15 pescados soportando temperaturas de hasta 42 grados centígrados”, relata Marín.

En el sector de Casabe, en Yondó (Antioquia), los pescadores ya no navegan por las aguas; ahora caminan sobre ellas. Emmanuel Pérez

Mientras lanza su red intentando pescar algo, Marín señala el horizonte y recuerda cómo frente a su casa amarraban las chalupas de Ecopetrol y pasaban los planchones (embarcaciones) con carros. Pero de eso, dice, solo queda la historia.

Una situación similar vive Ufrán Zambrano, vecino de Marín y líder de los pescadores, que en el Magdalena medio es conocido como ‘Tortugo’. El dirigente asegura que la sequía provocada por el fenómeno del Niño generó una dramática disminución del pescado, debido a que de las 30 toneladas que a diario llegaban para ser vendidas en Barrancabermeja hoy solo se comercializa una.

El vendedor, que distribuye el alimento en el muelle de embarcaciones menores, conocido como La Rampla, precisa que los pescadores no pueden llegar a ese sitio y deben llevar su carga hasta otro lugar conocido como La Escala.

“En el muelle y ciénagas cercanas, los pescadores tenían las canoas frente a sus casas, y por la disminución del agua ahora deben pagar ‘parqueaderos’ ”, señala.

Zambrano cuenta con pesar que en este sector del Magdalena para suplir la demanda de la región se está trayendo pescado de los Llanos Orientales.

Disminución histórica de los cauces

Según el Ideam, el 2015 presenta el nivel promedio más bajo de los últimos 28 años.

Fuentes de Ecopetrol precisaron que por la crítica situación se redujo en un 30 por ciento el transporte por el río de combustóleo pesado, un derivado del petróleo que es enviado desde Barrancabermeja con destino a Cartagena.

De los 750.000 barriles mensuales de combustóleo que se movilizaban a comienzos de este año, la cifra se redujo a 550.000 desde el pasado mes de julio.

Mientras en la Inspección Fluvial de Barrancabermeja califican el momento como “crítico”, porque las embarcaciones de gran calado deben disminuir su carga, informes de Ecopetrol señalan que durante el pasado mes de agosto y lo que va de septiembre se presenta alta sedimentación de canales en los kilómetros 495, 517, 594, 611, 615 y 629, en sectores de Santander y sur de Bolívar.

Jorge Barragán, gerente de Navelena, consorcio que realiza el diseño de las obras para mejorar la navegabilidad en 908 kilómetros del corredor fluvial, revela que activaron un plan de emergencia para hacer los dragados que requieren varios tramos y permitir el paso de embarcaciones.

Agrega que “el río tiene brazos donde ya no llega agua y hay niveles de menos de un metro”.

EL TIEMPO
Con información de Cali, Santa Marta, Boyacá, Ibagué, Medellín y Pereira

Fuente: 
El Tiempo

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Circular No.
031 – 2022

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