A finales de este año Colombia tendrá que enfrentar una época de menos lluvias.
Hay una probabilidad del 82 por ciento de que a partir de junio se presente el fenómeno de El Niño y la posibilidad de que persista hasta diciembre de este año e inicios de 2024 es mayor al 90 por ciento, según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos.
Esto es sinónimo de sequía y como Colombia produce aproximadamente el 80 por ciento de la electricidad con agua, la llegada de este fenómeno climático tiene en alerta no solo al Gobierno sino a las empresas del sector para evitar que el país se "apague".
Lo que sí es inevitable es que los colombianos tendrán que afrontar unas tarifas de energía más costosas, justo cuando el costo de vida ha comenzado a ceder luego de más de dos años al alza.
Producir energía con agua es mucho más económico que las otras formas. De acuerdo con el director ejecutivo de la Asociación Nacional de Empresas Generadoras (Andeg), Alejandro Castañeda, con la llegada de El Niño las térmicas pueden llegar a aportar entre 55 y 65 por ciento del total de la electricidad, cuando normalmente ponen un 20 por ciento.
Una mayor participación se traducirá en tarifas más altas y más ahora que el costo de los combustibles se ha incrementado sustancialmente. Por ejemplo, el precio del carbón se ha triplicado en los últimos dos años, y el gas natural importado cuesta cuatro veces más, tras la guerra en Ucrania.
Es la misma percepción que tiene la presidenta de la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica (Acolgén), Natalia Gutiérrez, quien aseguró que "la coyuntura actual ha hecho que los precios del gas y del carbón estén más altos que en las últimas décadas y, en efecto, podemos ver una presión".
Sin embargo, el diseño del mercado tiene un techo, que es el precio de escasez. Este es el costo máximo que pagaría un usuario por cada kilovatio hora que compren los comercializadores en la bolsa de energía y así se evita que el aumento de las tarifas sea ilimitado cuando comienza a incrementarse la operación de las termoeléctricas.
Para mayo el precio de escasez se fijó en 1.214 pesos, mientras que el precio de energía en bolsa estaba en 792 pesos el pasado martes. Cálculos de Andeg indican que, por cada 100 pesos que suba el precio en bolsa, la tarifa de un usuario se incrementa 25 pesos, es decir, un 3 por ciento.
No obstante, Jaime Alejandro Zapata, gerente del Centro Nacional de Despacho (CND), destaca que en Colombia, normalmente, cerca del 70 por ciento del consumo de energía del año o de dos años está tranzado en contratos donde ya hay unos precios fijados, por lo tanto, los incrementos en las tarifas no se verán de manera inmediata.
¿Hay riesgo de apagón?
La llegada de un fenómeno de El Niño también genera gran incertidumbre sobre si Colombia está preparada o no para afrontarlo sin correr el riesgo de un racionamiento de energía como el que ocurrió en 1992 y duró casi un año.
Ante cualquier duda, Alejandro Castañeda manifiesta que las térmicas están totalmente listas y preparadas para atender la demanda nacional en el momento en que el sistema lo requiera y dar esa confiabilidad que el país requiere.
Dice que, en los últimos años, se han dedicado a hacer los mantenimientos respectivos para que las centrales estén totalmente listas para comenzar a generar en el momento que el sistema lo requiera.
El director ejecutivo de Andeg también destaca que están asegurados todos los contratos de suministro de carbón, gas natural y líquidos para garantizar el combustible que se requiere para prender las plantas y producir la energía firme que todos los colombianos y empresas requieren.
Con las centrales que ya existen, más la capacidad adicional que entregarán dos termoeléctricas este año al sistema nacional –Termocandelaria (250 megavatios) y Termocaribe 3 (48 megavatios)– y las unidades tres y cuatro de Hidroituango que se espera que comiencen a generar a finales de 2023, "se puede decir que se tiene la energía firme suficiente para atender la demanda", afirma Alejandro Castañeda.
Adicionalmente, la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, señala que "no tenemos en este momento una alerta de racionamiento. Quien esté mandando ese mensaje está realmente generando pánico en un momento que no vale la pena".
Aunque el gerente del CND asegura que en el futuro tampoco hay riesgo de un "apagón" porque entrarán las otras cuatro unidades de Hidroituango y otros proyectos de generación térmica, la presidenta de Acolgén manifiesta que una mayor carga impositiva podría llevar a que los proyectos se vuelvan inviables, especialmente, los de energías renovables no convencionales.
"Con la reforma tributaria y algunos artículos aprobados en el Plan Nacional de Desarrollo se está desmontando cerca del 75 por ciento de los beneficios que tenían estos proyectos", expresa.
Esto se suma a que actualmente un proyecto de generación que debía demorarse cuatro años esta tardando hasta ocho años en comenzar a operar, es decir, la construcción está tomando el doble del tiempo.