Electrificar movilidad será más duro de lo esperado

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El costo de la tecnología no cae tan rápido como se estimaba y los beneficios tributarios todavía no compensan los altos precios. La transición será lenta.

Combatir el cambio climático exige pasar a unos medios de transporte más limpios y la industria está tratando de ofrecer los vehículos aptos. Sin embargo, el costo de la tecnología no está bajando tan rápido como se esperaba y esa meta de electrificar el parque automotor a una velocidad ambiciosa ya no se ve tan alcanzable.

Hay que mencionar que las baterías para los carros eléctricos exigen varios minerales con limitada disponibilidad y no alcanzarían para remplazar a todos los vehículos impulsados a combustión que hoy ruedan en el mundo. Este y otros contratiempos aparecen en el horizonte y los expertos señalan que hace falta una discusión más profunda para definir una transición ordenada.

Un mercado costoso

Todas las casas fabricantes entraron hace más de 15 años en la carrera por el segmento de eléctricos y Europa marcó la pauta al establecer que todo carro que ruede en sus vías debe estar libre de motores a combustión.

No obstante, la meta tiene una cláusula de revisión para 2025, precisamente, porque los gobiernos están notando que la tecnología 100% ecoamigable no está bajando de precio al ritmo previsto.

Ariel Montenegro, presidente de Renault Sofasa, explicó que esos vehículos tienen un impacto positivo para el medio ambiente, pero desarrollarlos implica incurrir en mayores costos de producción y la riqueza per cápita no está incrementando a la par con el valor de esas tecnologías. Detalló que los minerales clave para la creación de las baterías son cobalto, manganeso y cobre; todos con elevados precios debido a la complejidad para extraerlos y, de manera paralela, los fabricantes compiten por las existencias disponibles.

Por otra parte, los actores de esta industria han coincidido en que, para el caso de Colombia, los descuentos tributarios no terminan de estimular y compensar la adquisición de los eléctricos, siendo esta una barrera gruesa si se tiene en cuenta que se trata de un país emergente cuyos habitantes no poseen los medios económicos de quienes habitan en naciones desarrolladas.

Y pese a que los ciudadanos europeos cuentan con mejor capacidad financiera, los datos del mercado indican que al no tener los beneficios fiscales, las ventas de esos carros caen con fuerza.

Ahí se puede mencionar el ejemplo de Noruega, país que este año retiró los incentivos tributarios y la participación de los eléctricos automáticamente cayó desde un 84% a un 66%, evidenciando que el valor es determinante en la decisión de compra.

Es por ello que pese al incremento que han tenido en los últimos años, apenas representan el 1,4% de los automóviles en el mundo, pues se calcula que el parque automotor total se acerca a los 1.400 millones y apenas 20 millones son 100% eléctricos.

¿Ecosistema crudo?

El presidente de Sofasa resaltó que los carros a combustión han dominado la movilidad global hace más de 120 años y no es fácil remodelar una industria con un siglo de antigüedad.

“Estamos acostumbrados a tener una gasolinería a la vuelta de la esquina y el vehículo eléctrico requiere un avance de todo el ecosistema”, señaló al referirse sobre los puntos disponibles para la carga.

Además, allí se genera otro dilema, aunque la autonomía de esos vehículos pudiera responder en desplazamientos intraurbanos, todavía no está lista la red para recargarlos en viajes intermunicipales. Es decir, en el punto actual de la historia, son pocas las personas que se arriesgarían a moverse en trayectos largos montadas en un eléctrico.

En ese sentido, Oliverio García, presidente de la Asociación Nacional de Movilidad Sostenible (Andemos), ha defendido en diferentes oportunidades que “las estaciones de carga rápida son fundamentales para darle tranquilidad a los usuarios de que pueden movilizar sus vehículos en la ciudad y fuera de ella”.

Ahora bien, Montenegro indicó que los vehículos podrían equiparse con baterías de mayor almacenamiento, pero lógicamente aumentaría el precio de cara al comprador final.

Por ahora, una de las soluciones que los fabricantes han contemplado es el préstamo de un vehículo a combustión si el propietario del eléctrico decide hacer un viaje de largo kilometraje; una alternativa que igual exige una planeación adicional y de todas formas implicaría incurrir en un gasto de combustible.

Explorar soluciones

Los actuales gobiernos de Medellín y Bogotá comunicaron planes para reemplazar los vehículos a combustión hacia 2035 por carros de bajas y cero emisiones. Pese a ello, los fabricantes y comercializadores coinciden en que primero es necesario definir cuál sería la cifra que los mandatarios entienden por “bajas emisiones”.

“En la transición energética todas las tecnologías tienen su cabida, empezando por el motor térmico: si comparas un Kwid con un Twingo de hace 10 años, tiene 85% menos de emisiones por cada kilómetro recorrido. Y teniendo en cuenta nuestro poder adquisitivo, la combustión eficiente sigue teniendo un papel muy importante”, expuso el presidente de Sofasa.

 

Fuente: 
El Colombiano

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Circular No.
031 – 2022

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