La pérdida de creación de empleo, especialmente en el mercado informal, que representa más del 50% de los ocupados del país, estaría también afectando los ingresos de las familias.
Los colombianos gastaron en junio $84,9 billones, lo que significó, en términos reales, una reducción de 1,9% frente a lo registrado del mismo periodo de 2023, una contracción que no se veía desde octubre de 2023.
Así lo arrojó el más reciente informe de Gastometría de Raddar, según el cual este comportamiento responde al nuevo repunte de la inflación en bienes no durables, donde algunos alimentos vuelven a presionar el bolsillo.
“La inflación de servicios, además, se mantiene estancada y, teniendo en cuenta el peso de estos en el bolsillo, puede frenar el gasto. En la tendencia mensual, junio es un mes que suele caer frente a mayo ante la temporada de Día de la Madre, pues pese a que se celebra el Día del Padre, no es de tal magnitud”, explicó el informe.
Por otro lado, la pérdida de creación de empleo, especialmente en el mercado informal, que representa más del 50% de los ocupados del país, estaría también afectando los ingresos de muchos hogares, donde en el acumulado 12 meses del ingreso real por ocupado cerró en terreno negativo.
En cuanto al acumulado del primer semestre del año, el gasto de las familias acumuló $514,3 billones, lo que refleja un crecimiento en dinero del 7,23%; sin embargo, con una inflación promedio de 7,49%, la cantidad o volumen de cosas que los hogares pudieron echar a su carrito de mercado se contrajo anualmente 0,24%.
Asimismo, el informe evidenció cómo el comportamiento anual en los meses que van de 2024 también han tenido una dinámica diferente, siendo los primeros meses los que registraron una mejor dinámica, acompañada a su vez de una reducción importante de la inflación en transporte y alimentos, así como de un optimismo o mejor percepción que se registró en la confianza del consumidor.
Pero fue a partir de marzo, donde la inflación dio señales de estancamiento, que el gasto real comenzó a mostrar una dinámica negativa, comportamiento que se agudizó en el sexto mes del año.
“La rigidez evidenciada por la inflación de los servicios, especialmente los regulados, sumado al repunte que ha experimentado la inflación de alimentos, explica este fenómeno. En el caso de los alimentos, se observa que la mayor presión provino de los perecederos, impulsados por productos como papa, cebolla, algunas frutas, hortalizas y legumbres frescas. Este comportamiento puede responder no solo a afectaciones en los ciclos de cosechas debido a los efectos climáticos del ya finalizado fenómeno de El Niño, sino que pueden relacionarse con la tendencia al alza en los precios de los alimentos a nivel mundial, según el índice de la FAO”, señaló Raddar.
También, las mayores presiones de los fletes y del tipo de cambio podrían estar impactando la dinámica de precios de importados.
“Aun con todo esto, el consenso de analistas espera que el proceso de desaceleración de la inflación general se retome en el segundo semestre del año”, señaló Raddar.